La obesidad y el sobrepeso ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2.8 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso.
Erróneamente se considera que la gordura no mata, lo cual de cierta manera es cierto, pues no se muere por el sobrepeso en sí, sino que, por las muchas enfermedades asociadas al exceso de peso corporal.
El tener sobrepeso implica una alimentación desbalanceada y poco nutritiva, casi siempre cargada de grasas, carbohidratos y, en su mayoría comida que desproporciona y mal nutre el organismo, provocando de esta manera enfermedades en el sistema cardiovascular, como: diabetes, hipertensión, niveles elevados de colesterol y triglicéridos, lo cual hace propensas a las personas a sufrir un accidente cerebro o cardiovascular, los cuales en la mayoría de los casos son fulminantes.
Complicaciones como la apnea obstructiva del sueño, deformaciones en las extremidades, úlceras en piel, problemas respiratorios, disfunción renal y cáncer, son otros de los muchos problemas que una persona con obesidad o sobrepeso enfrenta, los cuales además de toda la incomodidad y poca calidad de vida que causan, implican un desgaste económico permanente.
La obesidad y sobrepeso no deben ser diagnosticados únicamente desde el punto de vista físico u orgánico, mucho menos verlo como un problema estético, el estudio que nos revelará el área más importante a ser tratada y sobre todo a determinar cuál fue el detonante del desorden alimenticio, será el análisis psicológico, ya que detrás de una persona obesa o con sobre peso, siempre hay un problema o condición emocional que provocó o provoca la falta de interés en su cuidado personal y en general su salud.
Aunque anteriormente se consideraba un problema confinado a los países de altos ingresos, en la actualidad, también es prevalente en los países de ingresos bajos y medianos, la falta de educación, además de pocos recursos para vivir, provoca que las personas prefieran comer barato antes que saludable, haciendo la aclaración que comer saludable, no es sinónimo de comer caro, pero si no tenemos la educación necesaria para elegir lo mejor, normalmente solo se ve el costo y la saciedad del apetito.
Los gobiernos, los asociados internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado, tienen una función crucial en la prevención de la obesidad, es una situación que nos compete a todos, ya que de distintas maneras una persona con obesidad o sobrepeso, se afecta a sí misma, a su familia y a la sociedad en general, por lo que todos somos parte del compromiso y el deber que se tiene ante esta situación que crece año con año a pasos agigantados.
No seamos indiferentes y apoyemos, desde una sugerencia, una palabra de aliento, hasta acompañar a las personas con sobrepeso u obesidad, en su proceso de sanación, toda vez nos lo permitan. Detrás de una persona con obesidad o sobrepeso, se esconde un maravilloso ser humano que en silencio pide ayuda.